Tijuana, B.C., 10 de octubre de 2022.- La mala planeación en el desarrollo urbano y usos de suelo, generan una alta demanda de movilidad. En ciudades como Tijuana, donde es constante el incremento y promoción del uso excesivo de vehículos particulares, son urgentes proyectos de transporte público al nivel de las necesidades de la población; al mismo tiempo, debe haber una migración a las alternativas de combustible que generen un menor impacto ambiental.
Lo anterior lo señaló José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), quien reiteró que todo programa de reordenamiento urbano debe ser a largo plazo e independiente al periodo de gestión de los niveles de gobierno municipal y estatal. Estos programas deben contemplar la implementación de rutas de transporte funcionales y que no concluyan, como en casos recientes, el Sistema Integral de Transporte de Tijuana (SITT), que está considerado como “un fracaso” por muchos.
“La falta de transporte público adecuado, moderno y cómodo, estimula de manera perversa el uso del automóvil privado y se vuelve una cosa de no acabar, ya que, de acuerdo a estudios, una persona recorre hasta 35 kilómetros por día a fin de trasladarse de su vivienda a su trabajo o centro de estudio”, afirmó.
El también Ingeniero Bioquímico, reiteró que la transición a una alternativa de combustible ecológico, es obligatoria al momento de pensar en un transporte moderno, por lo que considera que mientras se hace la transición a los automóviles eléctricos, es ideal utilizar el gas natural en vehículos. El llamado, dijo, es a transportistas y autoridades quienes discuten la modernización del transporte en los bulevares Agua Caliente y Díaz Ordaz para que consideren estos temas.
“Valdría la pena una ruta de bajas emisiones sobre las vialidades más transitadas como el bulevar Agua Caliente- Díaz Ordaz, el transporte se debe modernizar, no solo de vehículos más nuevos, sino de combustibles más limpios. Valdría la pena que transitaran ahí solo automóviles de bajas emisiones, por ejemplo, convertidos a gas natural. Hoy tenemos entre 30 y 40 años para emplear gas natural barato”, puntualizó.
Contrario al gas LP, el gas natural (Metano) es mucho más ligero que el aire y en caso de una fuga, tiende a subir por lo que existe un menor riesgo de explosión o incendios. Gracias a esto, si las unidades de transporte público usarán gas natural, contaminarían hasta en un 70% menos de lo que lo hace un vehículo alimentado con gasolina y diésel.
La ventaja del gas natural representaría un beneficio sin importar qué tan viejo sea el automóvil, ya que su precio es 50 % más bajo, las líneas de transporte público serían más rentables sobre la tarifa y sobretodo contribuiría al bolsillo del usuario ofreciendo un transporte público sustentable ya que representa menos desgaste de motores, menor mantenimiento, afinación ni verificación vehicular al utilizar un combustible limpio.
Así, el egresado del Colegio de México reiteró que, si en otras entidades de México ya se orientan por el uso de combustibles como el gas natural, Baja California no debe ser la excepción y se debe ir considerando empezar implementar esta opción dentro del transporte público en las rutas de bajas emisiones.