Tijuana, Baja California, 30 de mayo de 2025.- En diversas colonias asentadas en cañones y laderas de Tijuana, familias de escasos recursos continúan utilizando neumáticos usados como cimientos para levantar bardas o sostener sus viviendas. Aunque esta práctica data desde la década de 1980, persiste como una alternativa económica ante la falta de acceso a vivienda formal, a pesar de los riesgos estructurales que conlleva.

Los neumáticos en desuso, generalmente donados por llanteras locales, son empleados de manera artesanal, sin estudios de suelo ni supervisión técnica. Para muchas personas que habitan zonas irregulares o invadidas, esta forma de construcción representa la única opción viable. Sin embargo, autoridades de Protección Civil de Tijuana han advertido que, aunque algunas de estas viviendas han resistido por años, no pueden considerarse seguras, especialmente en una ciudad con alta incidencia de deslizamientos e inestabilidad del suelo.

Según la dependencia, existen alternativas formales como el sistema Llantec, que también reutiliza llantas, pero bajo criterios de ingeniería, análisis estructurales y estudios geotécnicos, lo cual permite una vida útil máxima de 25 años. En contraste, la mayoría de las construcciones que emplean neumáticos en Tijuana no cuentan con estos elementos técnicos, lo que representa un riesgo para sus habitantes.

El ingeniero bioquímico José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C. (CIGAMX) y experto en temas ambientales, ha señalado que el uso de neumáticos podría representar una solución ambientalmente sostenible si se aplica bajo criterios técnicos. Destacó que en Tijuana existen numerosos cortes de cerros y taludes generados por la expansión urbana y la construcción de fraccionamientos o naves industriales, muchos de los cuales no han sido estabilizados correctamente.

“Los neumáticos pueden ser una herramienta útil para contener taludes, siempre y cuando su implementación se base en estudios adecuados. No se trata solo de apilarlos o rellenarlos con tierra. Si se colocan sin diseño estructural, se convierten en una amenaza más que en una solución”, explicó Zavala Álvarez.

El especialista también reconoció que el costo de los estudios de suelo —que puede oscilar entre 100 mil y 200 mil pesos— hace que esta opción sea inalcanzable para muchas familias. Por ello, considera urgente que las autoridades, en conjunto con instituciones académicas, impulsen políticas públicas que faciliten el acceso a soluciones técnicas accesibles y seguras para quienes viven en zonas de riesgo.

Desde la perspectiva ambiental, Zavala considera que el uso de neumáticos puede contribuir a la economía circular si se aprovechan con enfoque ingenieril, especialmente en contextos urbanos como el de Tijuana, donde el crecimiento desordenado y la falta de planeación han dado paso a construcciones improvisadas y frágiles.

En este contexto, el desafío radica en equilibrar la urgencia social de vivienda con la necesidad de seguridad estructural y sustentabilidad ambiental. La experiencia y el análisis de expertos como José Carmelo Zavala resultan esenciales para orientar a la ciudad hacia soluciones que no solo respondan a la necesidad inmediata, sino que también protejan la vida y el entorno a largo plazo.