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Baja California, 18 de marzo de 2025.- Los microplásticos se han convertido en una de las principales amenazas medioambientales, infiltrándose en casi todos los rincones del planeta. Estas diminutas partículas que miden desde un micrómetro (equivalente a una centésima del grosor de un cabello) hasta 5 milímetros, provienen principalmente del desgaste de productos plásticos como botellas, bolsas, llantas de vehículos y fibras sintéticas de la ropa.
A pesar de su tamaño reducido, los microplásticos están presentes en el aire, el agua, el suelo e incluso en los alimentos. Esto ha generado serias preocupaciones sobre su impacto en la salud humana y los ecosistemas. Su persistencia y capacidad para acumularse en la cadena trófica, afectando a especies marinas y terrestres, reflejan la magnitud de la crisis. Además, la falta de una gestión adecuada de residuos y la producción masiva de plásticos continúan siendo factores clave en su proliferación.
Los microplásticos se han convertido en un tema recurrente en los medios y en la agenda medioambiental global. Cada vez más, las imágenes de animales marinos atrapados en plásticos y las preocupantes estadísticas sobre la contaminación en los océanos nos impulsan a reflexionar sobre la magnitud de este problema. En palabras del Ingeniero Bioquímico José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGAMX), “es crucial replantearnos la raíz del problema, pues las soluciones que estamos adoptando pueden estar enfocadas de manera equivocada”.
Zavala Álvarez destacó que la atención pública ha estado mayormente centrada en el plástico visible: bolsas, botellas y popotes. Este enfoque, aunque relevante, podría estar desviando la atención de una fuente mucho más significativa de microplásticos: el desgaste de las llantas de los vehículos. Este material, apenas perceptible a simple vista, es arrastrado por la lluvia y el tráfico, y termina en ríos, mares y aire, constituyendo una parte importante de los microplásticos que contaminan el medio ambiente.
“Solo en Baja California, con dos millones de carros, estas pequeñísimas partículas de llantas quedan en el pavimento, son arrastradas por el agua y terminan en el aire”, señaló el experto en temas ambientales.
I.B.Q. José Carmelo Zavala
Además de las llantas, otra fuente significativa de microplásticos proviene del lavado de la ropa. Las fibras sintéticas de materiales como el poliéster se desprenden durante el proceso de lavado y terminan en las aguas residuales, que eventualmente llegan a los ecosistemas acuáticos.
José Carmelo Zavala estimó que estas dos fuentes, el desgaste de llantas y el lavado de ropa, podrían ser responsables de hasta el 70% de los microplásticos presentes en el medio ambiente. Esto pone en perspectiva la necesidad de un enfoque más amplio y preciso para abordar la contaminación.
“¿Por qué nos estamos ocupando de otras fuentes que no son tan relevantes en esto? ¿Fue una casualidad? ¿Fue una posibilidad o es una distracción en la que nos embarcamos? ¿Por qué el tema es ‘sexy’? ¿Por qué es de show? Porque parece una bandera fácil, políticamente hablando. Creo que vale la pena reflexionar sobre cómo estamos tomando decisiones y si estas son informadas”, agregó.
Lo que destaca Zavala es que el verdadero problema no reside únicamente en los plásticos como materiales, sino en el manejo irresponsable que hacemos de ellos. La conducta humana y la falta de una gestión adecuada de los residuos son las verdaderas responsables de esta crisis ambiental. “Lo importante no es el material, sino cómo lo manejamos”, señaló. A su juicio, la sociedad, las empresas y los gobiernos deben reflexionar profundamente sobre cómo estamos tomando decisiones.
El reto es evidente, explicó, “en lugar de centrarnos en causas visibles y fáciles de abordar, como los plásticos de un solo uso, debemos poner el foco en las fuentes menos visibles, pero más prevalentes. Es imperativo que, como sociedad, entendamos que el manejo adecuado de los desechos y el cambio en nuestros hábitos diarios son fundamentales para reducir la contaminación por microplásticos. Reflexionar sobre cómo tomamos decisiones debe ser una prioridad, tanto a nivel personal como colectivo”, subrayó.
En última instancia, la responsabilidad no recae solo en los productos plásticos en sí, sino en la manera en que los gestionamos, utilizamos y desechamos. Es necesario que tomemos conciencia de nuestras contribuciones diarias a este problema y trabajemos juntos para encontrar soluciones que aborden no solo los síntomas, sino las causas reales de la contaminación por microplásticos.
Desde el Centro de Innovación y Gestión Ambiental México, el mensaje es claro: debemos replantearnos nuestra relación con los plásticos y los residuos, no solo por sus consecuencias, sino por la responsabilidad que tenemos de gestionarlos adecuadamente para proteger los ecosistemas y las generaciones futuras. Solo con un cambio profundo en nuestra conducta y nuestras decisiones podremos frenar el avance de la contaminación por microplásticos y avanzar hacia un futuro más sostenible.