Tijuana, Baja California, 05 de diciembre de 2022 – Tras 30 años, Baja California no ha podido establecer una estrategia contundente para hacer frente a la emisión de gases contaminantes, disminuir su impacto y ofrecer aire de calidad a la ciudadanía, sin embargo, se han adoptado algunas medidas que contribuyen a la lucha por mejorar sus niveles.
La lucha por vivir con una calidad de aire digna en la región ha sido durante décadas, por lo que el director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), José Carmelo Zavala Álvarez recordó que fue en con la Ley Estatal de Medio Ambiente de 1992 que se declaró al proceso de verificación vehicular como el principal componente de mejora en calidad del aire debido a que se reconoció que el parque vehicular era el principal contaminador de las ciudades y del cual posteriormente nació el programa Pro Aire.
Si bien, el programa de verificación vehicular fue designado a los municipios para ser desarrollado, este no tuvo gran empuje, por lo que 15 años después, pasó a manos el Estado y se establecieron los “Verificentros” que fueron en su mayoría concesión del ex diputado del Partido Verde Ecologista, Jorge Kahwagi.
Los intentos por vincular la verificación con la emisión de placas no tuvieron éxito, ya que se alegó que la recaudación por estas últimas disminuiría, versión que con el tiempo se desmintió, ya que al no haber un órgano que revise que la revalidación se cumpla, solo un 50% cumplen con el trámite. Por otra parte, la verificación al ser una revisión voluntaria, solo contó con una participación del 30% durante los dos primeros años.
Ante esto, el Ingeniero Bioquímico señaló que la falta de coordinación para revisar que se cumpla con la verificación, provocó el fracaso del programa. Por otra parte, expuso que luego de 10 años, en 2020 terminó la concesión y la administración estatal anterior no tuvo alguna intención por reactivar un programa funcional, en cambio, retrocedió al cuestionar si en realidad los automóviles emitían algún contaminante.
El actual gobierno del Estado retomó recientemente el tema, por lo que Zavala Álvarez insiste en que impulsar un programa similar al “Smoke check” que opera en el vecino estado de California puede ser una opción viable, en donde no se emiten placas si no se cumple con la verificación. Cabe recordar que Baja California cuenta con un parque vehicular de casi un millón 200 mil vehículos, más los 200 mil autos regularizados de procedencia extranjera.
Actualmente, se analiza si es o no conveniente retomar un proyecto para la mejora de la calidad del aire, en medio de los altos niveles de contaminación que han sido evidenciados por los organismos de la sociedad civil, como la red de monitoreo comunitario Redspira que opera en Mexicali y Tijuana, por lo que exhortó a que con el crecimiento de la mancha urbana se echen a andar las estaciones de calidad del aire que ya existen y se implementen otras tantas.
“Parece que el compromiso del discurso de la gobernadora no alcanza a reflejarse en la administración, en la Secretaría de Hacienda y tal vez en la Secretaría de Medio Ambiente, tampoco para seguir esa narrativa del discurso oficial, para que sean implementados programas que tomen con seriedad el tema ambiental y el desarrollo sustentable y estemos a la altura de los retos de calidad de aire”, agregó.
Es un hecho que no todo está perdido, los combustibles que se utilizan hoy en día ya no implican en mismo nivel de contaminación que hace décadas; la gasolina ya no usa plomo, sino el metil terc-butil éter que disminuye las emisiones, además del uso del gas natural, que produce una mejora en la calidad del aire.
El gas natural desplazó las calderas que eran de diésel y combustóleo en la termoeléctrica de Rosarito, con lo que se beneficia principalmente a la comunidad. Mientras tanto, una flota de 100 camiones circula en Tijuana, con los que empieza a verse el uso del gas natural en vehículos, estos hechos, son calificados por José Carmelo Zavala Álvarez como ejemplos de las mejoras que sí se han logrado en las últimas décadas.